La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía.
Asimismo, establece que la expresión “actividad física” no debe confundirse con la de “ejercicio”, pues el ejercicio es una subcategoría de la actividad física. De esta manera, por ejemplo, la actividad física incluye las actividades realizadas al trabajar, jugar y viajar, las tareas domésticas y las actividades recreativas.
El ejercicio, entretanto, es una actividad física que se planifica, que es estructurada, repetitiva y tiene como propósito mejorar o mantener uno o más componentes del estado físico.
No obstante, es preciso aclarar que en momentos en los que el sedentarismo o la falta de ejercicio tienen un rol importante en la epidemia de obesidad a nivel mundial, incluso la actividad física, sea moderada o intensa, favorece la salud.
Si bien la recomendación general de las autoridades sanitarias es realizar ejercicio por lo menos cinco días a la semana durante 30 minutos, dependiendo de la edad, género y afecciones, cualquier actividad física realizada en el tiempo de ocio, para desplazarse de un lugar a otro o como parte del trabajo, es provechosa para la salud.
La entidad de trascendencia mundial ha identificado varios factores ambientales relacionados con la urbanización que pueden desalentar a las personas de mantenerse más activas, como:
Realizar algún tipo de actividad física es mejor que no realizar ninguna. Por esta razón, estos hallazgos no deben ser utilizados como pretexto para excluir el ejercicio de la rutina diaria, pues entre los beneficios de mantener una vida activa regular se destacan:
Independientemente de la edad, los beneficios de la actividad física contrarrestan los posibles daños causados, como por ejemplo, por accidentes, etc.
Según la OMS…
Foto: IStock